viernes, 22 de julio de 2011

Anima, juego de cartas


Durante las vacaciones he podido jugar mucho a este juego de cartas basado en el mundillo de Anima: Beyond Fantasy, que parece ser bastante amplio. Yo no era fan (ni lo soy ahora xD) de la historia por lo que no es necesario saber nada para disfrutar del juego. Como todos los mundos propios es de suponer que conocerlo de antemano le dará más vidilla. Basado en la estética anime pinta bien, desde luego.

Introducción
Anima: La sombra de Omega, es el juego principal de cartas, siendo para 2-5 jugadores en formato caja pequeña, de estos típicos juegos de 20 euros aproximadamente. Tiene 2 ampliaciones autojugables aunque también pueden combinarse. Tengo planeado jugarlas para ver qué añadidos han puesto pero el sistema de juego es común completamente.

Como jugador interpretas a un grupo de aventureros que deben enfrentarse al levantamiento de Omega, un ser malvado y poderosísimo. Para ello recorres distintos lugares, desde las típicas aldeas donde reclutar gente (y esto es literal) hasta torres oscuras donde te espera lo más demoniaco que pueda existir. Al llegar a estos sitios hay eventos muy habituales de las historias de fantasía: encontrarte un guerrero que si le vences le reclutas, monstruos que te impiden el paso, recompensas inesperadas... Nada que nos vaya a sorprender mucho.

Iremos visitando distintas localizaciones en pos de completar misiones para acceder a la misión final, donde salvaremos el mundo de la amenaza de Omega por una vía u otra.

Sistema de juego

Al principio de la partida cada jugador recibe dos misiones secretas, de las cuales debe cumplir al menos una para poder acceder a la misión final. Siendo Omega el eje de la historia las misiones finales siempre tienen que ver con él de una forma u otra, siendo muy parecidas a efectos prácticos.
Para poder cumplir estas misiones empezaremos con un único personaje, pudiendo llegar a llevar un máximo de 4. Es fácil imaginarse a estos personajes: hechiceros, guerreros, ladrones, monjes...todos los estereotipos que os podáis imaginar caracterizados con estilo anime en poses muy chulas y dignas. Tienen dos atributos, fuerza y velocidad junto a unas posibles habilidades: ki, magia y ardid, pudiendo tener ninguna, una sola o varias.

La fuerza tiene poca explicación, cuando peleas contra monstruos u otros jugadores es tu daño en combate al que le sumarás 1d6. La velocidad es más intrincada, y es donde nos encontramos el primer fallo del juego. Siendo solo dos atributos han querido equipararlos, tanto en cartas de efectos como en las misiones y calidad de los personajes. Pues a efectos prácticos la velocidad apenas tiene importancia. A nivel de reglas sirve para ver quién empieza en los turnos (no muy relevante tampoco), anecdóticas cartas de efecto y unas pocas misiones que al completarlas te dan velocidad en vez de fuerza, maldiciendo tu mala suerte. Para completarlas además necesitas tener velocidad de antemano alta así que ¿para qué quiero más? A su vez hay personajes con mucha velocidad que supuestamente lo compensan con poca fuerza; suelen ser los primeros que se descartan.

Por parte de las habilidades entran en juego las cartas de efecto. Lanzar hechizos, espadazos fuertes, esquivar...típicos recursos de este tipo de ambientaciones. El aliciente de estar ambientado en estética anime hace que nos encontremos diseños muy chulos junto a cartas curiosísimas como romance o protagonista. Suelen ser buenas y le dan un toque desenfadado el juego. Estas habilidades pueden jugarse al inicio de los turnos en algunas ocasiones (como pertenecer a distintos grupos sectarios), en combate o interrupciones a cualquier efecto. Para poder jugarlas algunas te piden tener la correspondiente habilidad: es sencillo, si quieres lanzar un hechizo tienes que saber magia.

Estos fornidos aventureros con habilidades y misiones que cumplir tendrán que hacer algo, ¿no? Ahí entran las localizaciones, las cuales como ya he comentado están formadas por aldeas, ciudades, ruinas, torres oscuras y casi cualquier elemento fantástico habitual que os imaginéis. Se dividen en 3 niveles, siendo las de nivel 1 las granjas y ciudades pacíficas del buen rollismo, las de nivel 2 los bosques y ruinas de ''cuidado a ver dónde pisas...'' y las de nivel 3 pues, en fin, guaridas de demonios, lugares mágicos y sitios oscuros y terribles donde das una patada a una piedra y te sale un Archi Demonio venido de cualquier relato de terror.

Cada turno puedes viajar a una de estas localizaciones en mesa o buscar nuevas, ya que hay límite para las que hay a la vez. Solo un jugador puede buscar una vez por turno una nueva localización, dándole importancia a la velocidad para ver quién empieza y puede buscar antes. ¿Sí? Realmente no es demasiado relevante, más que ponerte en ventaja respecto a los demás alarga el juego para todos por no poner en mesa rápidamente las localizaciones que te interesan para tus misiones secretas.

Al llegar a las localizaciones y explorarlas para conseguir recompensas activas las cartas de eventos: enemigos, aliados, recompensas secretas y demás de los juegos de rol. Igual que las localizaciones están divididos en tres niveles. Un simple bandido de nivel 1 puede aparecerte tanto en la aldea como en la super torre del mal pero un gran demonio solo en la torre ya que al ser nivel 3 en las de nivel 2 y 1 no aparece. ¿Qué ocurre si lo hace en el juego? Que superas automáticamente el evento. Este es otro de los errores del juego, haciendo que el factor suerte influya en exceso. Si en tus localizaciones altas te tocan eventos fáciles y en las localizaciones sencillas los de nivel alto el juego es un paseo, pudiendo descompensarse respecto a los demás jugadores.

Un mundo sencillo y divertido

El juego es objetivamente fácil. Conseguir 4 personajes decentes, unos cuantos bonos y ni siquiera Omega en su versión más poderosa es un rival digno. Al ser multijugador prima más el tratar de que tus rivales no se hagan demasiado grandes mientras avanzas tu propio camino. Hay unas cuantas cartas para fastidiar a tus oponentes, siendo algunas realmente desequilibrantes. También puedes comerciar con él en las localizaciones, cambiando cartas de efectos, aunque por ahora lo he visto como una opción bastante marginal.

Porque el juego está desequilibrado. Mucho, de hecho. Hay personajes tremendos y otros muy pobres, cartas de efecto increíbles y algunas que dan ganas de quemar. Es normal, es necesario, pero quizás se han pasado. Más severo es en el caso de las misiones, donde como ya he comentado por encima el tener que cumplir misiones de velocidad en vez de fuerza te deja por detrás respecto a los demás. En este juego puedes llegar a ser Dios, ni siquiera tirar dado para matarles porque saquen lo que saquen los monstruos ganarás. Es así y eso no se consigue con velocidad.

Con todo es un juego sencillo y divertido, muy ameno y con una ambientación lograda. No se hace repetitivo y el propio manual te sugiere algunas variantes para darle más vida. El diseño de las cartas es espectacular en la mayoría de casos y de vez en cuando sienta bien jugar a algo desenfadado que no requiera una mesa familiar y toda una tarde libre. Completamente recomendable : D.

4 comentarios:

  1. Pues así leyendo esto no me da buen feeling, eh?

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  2. Demasiado azar, demasiado simple...

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  3. A ver, yo lo probé con la gente de Móstoles en el bar de siempre y bueno, para echar una noche en el bar, estaba entretenido.

    Para tomárselo en serio... pues no, demasiado azar, pero pa lo demás estaba guay.

    Jugábamos 4 o 5 personas (no recuerdo) y creo que ni con esas hubo intercambio de cosas.

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