viernes, 11 de marzo de 2011

Despertando a la ciudad (relato)


Aparcó cerca de la escena, en el único hueco que los curiosos y los coches de la prensa habían pasado por alto. El revuelo de gente no ocultaba el rectángulo que la cinta policial había montado para intentar realizar su trabajo lo mejor posible. Aunque los policías evitaban que se sobrepasase la cinta los numerosos flashes les cegaban continuamente; la noticia del mes no podía dar para menos. García hizo uso de sus codos enfundados en el uniforme para avanzar entre la multitud, obviando la cerrada lluvia que acaecía y le atravesaba alcanzándole los mismos huesos. Esa noche no decía ''disculpe'', ''¿me permite?''; no, esa noche no había espacio para la educación ni el exquisito trato policial que se había labrado durante estos años.

Dentro del perímetro se encontraban varios policías de uniforme cuchicheando entre sí. El aviso por radio no había sido realmente descriptivo de lo ocurrido. La palabra homicidio englobaba demasiadas formas de quitar la vida a otra persona. Allí no había la escena de un homicidio, se encontraba la pesadilla de un demente con exceso de crack en la sangre. El equipo forense hablaba entre sí mientras tomaban pruebas a la atenta vista del detective Torres. García le conocía, el típico super poli entre treinta y cuarenta años que se cree capaz de atrapar hasta al mismísimo Satanás.

-Hola detective Torres, no sabía que se encontraba por la zona- Torres se dio la vuelta, mirándole de arriba a abajo con una media sonrisa en su rostro.
-García, vaya, tú sí que eres una sorpresa. ¿Te apetecía estirar las piernas fuera de tu coche patrulla? Tranquilo, me han asignado el caso. No va a ser fácil pero ya sabes, estas son las cosas que animan el trabajo de vez en cuando.

García seguía callado, sin hacer ningún gesto. Torres no hizo ademán de percartarse.
-Además nuestros chicos están alucinando. Mira, acércate ya que estás aquí-juntos caminaron hasta estar al pie del cuerpo.

El primer vistazo no sorprendería a nadie: un chico de unos veinte años, probablemente latinoamericano, con un agujero en el estómago y numerosas marcas de quemadura en la ropa. La clásica escopeta que interviene en las rencillas entre bandas, cada vez menos habituales en Alcalá pero no como para hacer saltar a políticos y psicólogos hablando de juventud e inmigración. Bajar la mirada te aclaraba la situación: en lugar de sus piernas enfundadas en pantalones holgados había dos miembros amputados, claramente de otra persona, desnudos y llenos de mordeduras. García se rascó un poco la frente, el único reflejo que alcanzó a utilizar para inhibir el llevarse las manos a la cabeza nerviosamente. No estaba seguro de si sus compañeros se habían percatado pero en la pared donde se encontraba apoyado el cuerpo había una palabra prácticamente borrada por la lluvia, donde se alcanzaba a vislumbrar una G al principio y una N unos espacios más tardes.

No necesitaba el informe científico para saber que esas piernas pertenecían al mismo individuo de los 2 brazos encontrados anteriormente. Tampoco la magia tremere para que esas mordeduras revelasen la acción de un cainita. Ahora lo que quería era mantener la tensión arterial en su sitio, la que no revelase su ansiedad ante toda esa gente. El primer brazo estaba detrás de una fábrica a las afueras; el segundo dentro del desgüace de un demente, más llamativo aunque todavía sin alcanzar a la población. Pero ahora teníamos dos piernas en medio de la maldita ciudad haciendo una obra de arte contemporáneo para el deleite de todos los presentes. Primera plana en los periódicos, noticia que abre los telediarios previo paso a la película de la semana. Y esa maldita palabra de nuevo, sin faltar a su cita junto al espectáculo grotesco.

García se percató de que Torres le miraba, todavía con esa sonrisa bobalicona en su cara.
-Eh, muchachos, ¿de qué coño son todas esas mordeduras?
-Es difícil determinarlo, detective. No encajan con la dentadura humana pero tampoco son de un perro, o un gato.
-Podría ser..-García carraspeó y se puso firme- bueno, podría ser de un mono o un orangután, ¿no?

El forense levantó la vista extrañado mirando a García.
-¿Un mono? ¿En Alcalá? Ni siquiera tenemos zoo.
-Bueno, no hay que descartar nada, ¿no crees? Incluso podría ser un perturbado con una mandíbula de pega.
-Sí, supongo...-dijo el forense agachando la mirada con cara de circunstancia.

Se le estaba escapando la situación de las manos. ¿Una mandíbula de pega? Hasta para él sonaba ridículo, aunque decir que había sido obra de un vampiro seguro que producía la misma reacción de consternación ante la ineficacia de los agentes de campo.

-Agente García, creo que es mejor que vuelva a seguir haciendo su trabajo-interrumpió Torres poniéndole una mano en el hombro y de espaldas al cuerpo del delito-. Los demás chicos malos de la ciudad puede que aprovechen para hacer de las suyas. Ya me encargo yo de éste, no se preocupe.

Una palmada en el hombro y un guiño le pusieron rumbo de nuevo a su coche patrulla, cargado de dudas, rabia y frustración. Quería matar al que hizo aquello, al que en una semana había puesto en estado de alerta su tranquila ciudad. También quería matar al detective Torres y su pomposidad sin sentido. Zimerman le había puesto el ancla en la escala policial como encargado principal de las patrullas y por esa genial idea ahora le echaban de los casos serios, como si fuese el novato que trae los donuts a primera hora de la mañana.

Arrancó en dirección a la facultad de medicina. Allí se encontraba Zimerman junto a Madison, la primogénito Tremere. Llevaban dos días analizando sendos brazos encontrados hasta ahora, junto al malogrado cuerpo de Paco Ruiz, dueño del desgüace y muerto a manos de los vampiros que envió Zimerman a investigar. El señor Ruiz, aparte de ser un delincuente de medio pelo, no tenía más fama que la de ser aficionado a los restaurantes especializados en barbacoa y a los prostíbulos de carretera. En su ficha policial aparecían varias fotos de él, orondo como una vasija antigua, en clara actitud agresiva junto a otras personas sin relevancia. Ahora teníamos a un Paco Ruiz muerto, demacrado en unos esqueléticos 50 kilos, que hacía semanas que no aparecía en sus recorridos habituales ni se encargaba de cumplir sus pedidos, ya fuesen legales o no. La descripción de lo ocurrido en el desgüace, con trampas y un desquiciado atacando con una barra de metal, eran todavía más inquietantes.

Gehena. Tres veces se había cruzado ya con ella, con la palabra tabú. Se había llevado el corcho de pared donde estaba escrita en la oficina de Paco Ruíz antes de que sus compañeros de la policía llegasen; la lluvia había borrado el rastro justo a tiempo, ayudada por lo impactante de la escena en su totalidad distrayendo la atención de los efectivos policiales. La próxima vez puede que la suerte para el mundo de los vampiros decidiese apearse, dejándoles solos en la cuneta de un mundo humano aterrorizado por el descubrimiento de sus otros habitantes.

Aparcó enfrente de la facultad. No sabía qué decirle a Zimerman. Ni siquiera sabía qué decirse a sí mismo. Pero una idea había ido creciendo a lo largo del camino, golpeándole frenéticamente en su mente en este momento: lo que fuese a ocurrir estaba cada vez más cerca.

2 comentarios:

  1. Hay un dicho en inglés que lo describe muy bien: the shit is about to hit the fan.
    Sigue molando el asunto. La verdad es que desde esta perspectiva queda todo muy bien. Me pregunto si aparecerá Dómino como secundario...
    Por cierto, un detalle que no me ha gustado nada: Priscilla como nombre. Me recuerda a un travesti.
    De dónde es la ilustración?

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  2. Dómino en esta crónica no aparecerá seguro, va a ser muy cortita y de llegar a hacer acto de presencia sería para algo más serio. Tengo ganas de seguir explorando el mundo de tinieblas con él...

    Cambiado el nombre de Priscilla por Madison, seguro que coges la referencia :P. ¿Mejor? De paso he cambiado los números por sus versiones en palabra.

    La ilustración la he cogido de Devianart poniendo callejón en inglés. Impresionante la cantidad de artistas anónimos que hay en esa web, con dibujos de absolutamente todas las temáticas.

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