lunes, 10 de enero de 2011

Procastinación, o el arte de dejar todo para última hora (1)


Hoy voy a hablaros sobre la procastinación, palabro que etimológicamente parece haber nacido de mezclar las palabras procrear y castración, o al menos esa es la impresión que me da a mí. Tan transparente como una pared de mármol, el término no nos aporta mucha información por sí solo, cuando se refiere a una de las actitudes más extendidas en toda la población: dejar las cosas para la semana siguiente, para mañana, para última hora o para el último minuto, dependiendo de nuestro grado de valentía y confianza personal. La manía incesante de convencernos a nosotros mismos de que todavía tenemos tiempo, de que realmente cuando nos pongamos lo acabaremos en un periquete o que ahora no tenemos motivación suficiente hasta que veamos cerca la fecha de entrega.

¿Esto puede volverse un problema? Para la psicología sí, para algo le ha puesto un nombre tan rimbombante. Aunque todos hemos vivido las situaciones antes descritas esta forma de actuar puede volverse un patrón de conducta establecido en muchas personas, viendo mermado su rendimiento de forma exagerada. No debemos olvidar que las personas no acuden a clínica mencionandote su problema de onicofagia, tricotilomanía o ataque de pánico recidivante limitado situacionalmente: ''me siento triste'', ''no estoy seguro de lo que me pasa...'', ''me va mal en el trabajo/instituto/universidad...'' Y detrás de estas afirmaciones tan vagas podemos encontrarnos desde una esquizofrenia en fase premórbida a una simple falta de organización personal que con unas pocas guías de ayuda se solucionaría. Pero en ambos casos hay que actuar, por pequeño o cotidiano que nos parezca.

La procastinación como problema conductual, cognitivo y fisiológico

Cuando afrontamos un problema psicológico directo, de los que tienes la sintomatología bien definida y el problema está claro tanto para el cliente como para el terapeuta, es fácil utilizar el sistema de división de elementos, del cual la procastinación no se libra.

Conductualmente tenemos las manifestaciones más claras. No realizamos los ejercicios de Lenguaje que nos mandaron para la semana siguiente, esas ecuaciones ya las haremos mañana por la mañana y el libro que debemos leer...bueno, vamos mucho al baño, ya iré leyéndolo ahí poco a poco. Sentarnos en una mesa, boli en mano y codos descubiertos se vuelve una tarea realmente complicada, aunque la tengamos a 1 metro escaso. Hay mucha gente que realiza actividades ''relacionadas'': limpia un poco la sala, coloca los libros de estudio, ordena los apuntes, los más avezados subrayan por encima... Todo conductas de evitación las cuales hay que identificar para hacérselas ver al sujeto.

Cognitivamente, refiriéndose a los procesos mentales por decirlo de alguna manera, nos encontramos manifestaciones más sutiles pero también reconocibles por todos. Trabajar bajo presión o reducir la dificultad de la tarea en nuestra cabeza son habituales entre los procastinadores, siendo estas y otras formas de distorsión cognitiva causa y consecuencia en una gran mayoría de ocasiones. Estos pensamientos pueden ser los que ocasionan que hoy no nos pongamos con esa aburrida redacción de inglés, o que nos digan ''venga, ¿estudiar ahora? Si vas bien, mejor deja la mesa bien preparada para mañana y ya empiezas a tope con todo listo'' Lo más complicado es que no suelen reconocerse como parte del problema al ser tan automáticos, lo que obliga a realizar hincapié en ellos para que salgan a la luz.

Fisiológicamente, las respuestas que da el cuerpo como sudor, agitación o temblores, no encontramos demasiados ejemplos, habitualmente por la tranquilidad de las distorsiones cognitivas y el placer que da una respuesta de evitación conductual. Con todo yo mismo he sufrido algunas veces pequeños síntomas de ansiedad cuando la fecha se acerca y ves que los minutos pasan y pasan y tú no eres capaz de estudiar. Notas cómo la temperatura de tu cuerpo baja, se te nubla un poco la vista y te quedas parado.

Con el procastinador en frente nuestra

Para empezar debemos establecer correctamente lo que hace esa persona en particular. Habrá gente que casi toda su evitación se base en las distorsiones cognitivas que se repiten día sí y día también; otros serán más fluctuantes y solo lo harán para determinadas tareas (quizás el problema sea esa tarea o la visión que tiene de ella) y los más raros puede que sientan ansiedad ante su mesa de estudio en el cuarto y necesiten un proceso de aproximación y afrontamiento. El triple sistema de respuesta debe ser bien especificado, y nada mejor que la sinceridad si nosotros mismos somos aficionados a este problema.

Llegamos a este punto y nos damos cuenta que cumplimos todo. Bien, mantengamos la calma y veamos realmente si eso es cierto.

Comprobar lo conductual suele hacerse de forma directa con un simple autorregistro de nuestras actividades diarias. Solo tenemos que realizar un poco de reflexión personal y ver el trabajo que habitualmente hacíamos/hacemos en comparación con el que deberíamos hacer como personas supuestamente normales. Si por ejemplo en el instituto nos mandan analizar 10 oraciones sintácticamente (la mayor mierda del instituto posible) y las hacemos a las 7 de la mañana del mismo día en vez de la tarde pasada pues estamos procastinando de forma clara. No hay que quedarse solo en los estudios, podemos comportarnos así con la limpieza, las comidas, incluso salir con nuestros amigos.

Es extremadamente importante especificar bien lo que hacemos y lo que no hacemos. Las vaguedades como ''debería estudiar más'' no son adecuadas para registrar bien nuestra conducta. Ese debo estudiar más puede traducirse esta semana en esas 10 oraciones, convirtiendo la frase en ''debería hacer esas 10 oraciones antes del viernes''. Nos permitirá un mayor control de nuestra conducta a la vez que reducirá las frases catastrofistas del estilo ''No estudio porque soy un vago'', ''No puedo hacer más'', o la famosa ''pufff demasiadas cosas que hacer''.

Nuestros pensamientos cognitivos requieren un poco más de nuestra parte ya que no solemos reconocerlos, ni como presentes ni como mucho menos erróneos. Es fácil, solo hay que empezar a dar argumentos de por qué nos comportamos así mientras alargamos poco a poco la cuerda de nuestro razonamiento. Empezar con las frases expuestas antes es habitual pero al final funciona como un embudo, pasamos de lo más general a lo más particular. Podemos empezar con lo de que la de lengua me tiene manía a terminar con algo mucho más productivo como que esas 10 oraciones esta semana se me solaparon con los 2 libros de navidades y las tareas específicas de las demás asignaturas, lo que me ha producido una sobrecarga excesiva que me lleva a pensar eso. Todo eso debe quedar bien reflejado entre nosotros para trabajar con ello después.

Por último las respuestas fisiológicas requerirán también un autorregistro personal, ya que la instrumentación de calidad para el caso que nos ocupa no nos es para nada necesaria. Solo tenemos que hacer memoria y pensar si nos ocurre algún ''desbarajuste'' en el cuerpo en este tipo de situaciones. ¿Nos entran sudores? ¿No podemos ni mirar la mesa porque nos da una bajada de tensión?

En este punto ya más o menos tendremos una idea de cómo es nuestra particular forma de procastinar. Ya he comentado un poco de la mía pero en este momento puedo profundizar más. Conductualmente no tengo nada serio, solo alargo en el mismo día los estudios pero los hago, y soy de realizar los trabajos con mucha antelación; por otra parte en mi situación actual solo estudio y casi siempre lo cumplo todo, y siempre siempre cumplo las 40 horas semanales haga más o menos en determinados días. Cognitivamente no lo sufro aunque en el pasado sí que me decía muchas veces ''esto nada más que me ponga sale solo, si es facilísimo realmente'', haciéndolo hoy de vez en cuando respecto a determinados temas de estudio. Fisiológicamente es donde me llevo la peor parte, donde he tenido que soltar los libros para no producir un efecto de escalada, esto es, pasar de síntomas pequeñitos a los más grandes por una tontería. Recuerdo con cariño y temor a la vez una ocasión donde me quedé blanco pensando que mi mano...no era mi mano. Algo muy raro. xD

Tratémonos entre nosotros

Asumiendo que no tenemos nada realmente patológico podemos seguir unas pautas para ayudarnos, siendo las que realmente se hacen en clínica pero sin la necesidad de un control exhaustivo externo. Teniendo en cuenta que conozco a prácticamente todas las personas que leen el blog ya os digo yo que sois completamente normales :P

¿Y qué podemos hacer? Pues eso lo veremos en la siguiente entrada, ya que no quiero que quede todo tan apelotonado. ¡Nos vemos!

4 comentarios:

  1. Madre mía, creo que cumplo todas las excusas, tanto con la Universidad, como con una reparación que tengo pendiente de una caldera, pasando por quedar con ciertas amigas (y eso que son mujeres!) para echar un café.

    Y lo peor es sentirse mal cuando parte de tu cabeza pone la excusa y la otra parte dice "no te lo crees ni tú".

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  2. Mi abuelo, enfermo de Alzheimer, en uno de sus ejercicios de memoria sobre frases hechas a las quales les falta la segunda parte escribió:

    No dejes para mañana; lo que QUIERES hacer hoy.

    La versión correcta es "lo que puedes" hacer hoy, pero la de mi abuelo me gustó mucho más.

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  3. La versión de tu abuelo es mucho mejor, desde luego xD. Mucho ánimo con eso pola, que no tenía ni idea. =(

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  4. Bien... gracias por el tema. ¡Vaya que pongo excusas y demás! Aunque (y no es por presumir), creo que, sin saberlo, llevo más de la mitad recorrido. Ahora, solo falta ponerme a hacer las cosas y decidirme, no evadir. Gracias de todas maneras por la información, es en verdad muy útil.

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