domingo, 9 de enero de 2011

La homosexualidad y el transexualismo en la Psicología clínica


Esta entrada la llevaba pensando escribir mucho tiempo, desde hace 9 meses aproximadamente. En esas fechas me encontraba en el segundo cuatrimestre del que sería mi último año en la carrera, soportando una soporífera asignatura de Psicología social por parte de uno de los profesores más infames que he tenido en mi periplo universitario. Un auténtico inútil, de los que aprovechan su posición como profesor para soltar máximas basadas en la pura ignorancia y estúpidos prejuicios impensables en alguien que, se supone, está para transmitir conocimientos veraces.

Entre sus hazañas una de las que más me marcaron fue una especie de reflexión/adoctrinamiento totalmente gratuito en clase donde criticaba a la psicología clínica y su ''biblia'', refiriéndose al DSM-IV (ahora después hablo de esto), por haber incluido en el pasado la homosexualidad como trastorno y querer introducir actualmente para el DSM-V, nueva versión del manual, el transexualismo como trastorno. Continuó con una serie de críticas sin sentido (''los psicólogos clínicos no se paran a pensar que una viuda puede no ser depresiva, sino estar triste por la muerte''...claro, ningún psicólogo clínico puede pensar esto, solo se le ocurre a él) mientras los demás alumnos asentían con la boca semi-abierta como si su Dios estuviese iluminando su oscuro mundo de confusión y odio hacia la psicología clínica.

Mucha carne en el asador, ¿no? Homosexualidad como trastorno, intenciones de incluir el transexualismo, un manual para dominarlos a todos... Vayamos por partes.

DSM-IV y CIE-10: Manuales de diagnóstico psicológico

El DSM-IV es el manual más estandarizado para realizar los diagnósticos psicológicos. Diseñado y controlado por la APA, asociación de psicólogos americanos (un acrónimo que en inglés y español coincide, well), se encuentra actualmente en su versión IV revisada, a las puertas de entrar en vigor la V con pocos cambios más bien. El grueso realmente fue el paso de la versión segunda a la tercera, lo demás han sido pequeños cambios de continuo, con algunas honrosas excepciones, pero nada realmente grande.

Es el más importante, el más usado por los psicólogos clínicos de todo el planeta, teniendo una repercusión absoluta sobre la sociedad en general. Muchos psicólogos reniegan de él por el peligro de etiquetar a las personas, miedo compartido por los propios diseñadores del manual que ya advierten que debe ser de uso exclusivo para comunicarse entre clínicos y por comodidad, nunca como vía de tratamiento. Del peligro del etiquetado hablaré en otra entrada futura.

Por otra parte tenemos la CIE-10, el manual de diagnóstico médico diseñado por OMS, organización mundial de la salud, el cual incluye por supuesto una parte para trastornos mentales. Menos común que el anterior pero con un calado mucho mayor realmente; el mismo DSM-IV intenta acercarse a la CIE-10 en distintos momentos y trastornos.

Se podría hablar largo y tendido de ambos pero lo fundamental para lo que nos ocupa es que no son manuales de aprendizaje, son herramientas, como tantas otras, que podemos o no usar en la labor clínica. Como siempre prima la calidad profesional del psicólogo clínico y su juicio basado en los conocimientos que dispone para usarlos de una manera u otra. No son las ''biblias'' de nadie, o al menos no deberían serlo para determinadas personas.

La homosexualidad como trastorno

Bien, el punto álgido: la homosexualidad en el pásado sí que se consideró un trastorno mental, totalmente cierto. La clave es que esto ocurría en el DSM-II, allá por la década de los 70. Todas las ciencias están influidas por las convulsiones de la sociedad y la psicología más que ninguna. No hace falta poner ejemplos de cómo el pensamiento de la época influye a todos los niveles en muy distintos marcos y esto no fue la excepción.

Con el DSM-III desapareció como trastorno (recordemos lo anteriormente dicho, el enorme salto que hubo entre estas 2 versiones), quedando en la parte de Trastornos de la identidad sexual como Homosexualidad egodistónica. El adjetivo egodistónico hace referencia al malestar que el sujeto siente por ser homosexual, sea el motivo que sea. Esto ya elimina de un plumazo a los homosexuales que no tienen dudas de su orientación ni sufren por ello, como se asume que es la mayoría.

No satisfechos, en la revisión de la tercera versión directamente se eliminó del todo, dejándolo en un genérico trastorno de la identidad sexual en adolescentes y adultos, pudiendo haber de todo y más ahí dentro. En el DSM-IV no ha habido cambios. La CIE-10 por su parte es muy parecida al DSM-IV pero sí que pide especificar si es identidad homosexual, heterosexual, bisexual...

Hoy en día hay mucho puritanismo con esto. Yo coincido plenamente con las clasificaciones expuestas: si hay malestar y consecuencias para esa persona realmente es un trastorno. No es ninguna burrada, no es un prejuicio por mi orientación fascisto-sacra-cabalística, igual que podemos sufrir por ataques de ansiedad al ver ornitorrincos nos podemos encontrar tan confunsos por lo que sentimos que necesitemos buscar ayuda.

¿Se puede ''curar'' la homosexualidad en estos casos? Bueno, cada situación es completamente diferente. Técnicamente sí que se podría eliminar la conducta homosexual pero ya que sea necesario es otro tema. No se me ocurre ningún caso en el que realmente la solución fuese esa, la verdad. Aunque el mayor problema sin duda es que el chaval en cuestión o nuestra querida hija completamente normal a ojos de todos (y que así siga siendo, faltaría más) se llegue a acercar a consulta a comentarnos esto. Las presiones sociales son tan grandes que probablemente acabemos tratando una depresión más que un trastorno de la identidad sexual. Y alimentar estos miedos con eufemismos y caza de brujas en la psicología no ayuda precisamente.

El transexualismo como trastorno

Este ya es más intrincado y, hoy en día, más populista si cabe que la propia homosexualidad. Parece que hay una carrera social por superar barreras, algo que sin duda es positivo mientras se realice con un mínimo de sentido y control. En una época donde ser gay parece estar casi de moda (toma prejuicio!!) que algún denigrante psicólogo ose mencionar por encima el transexualismo es para quemarle, cortarle, quemar sus trozos y esparcir sus cenizas sobre lentejuelas y ligueros para hombres.

¿Recordáis lo que dijo el profesor del inicio? Los malvados psicólogos clínicos estaban planteándose incluir la transexualidad, malditos sean por los tiempos de los tiempos. Pues es una paletada como una casa. Lo primero es que en el DSM-III ya estaba el transexualismo como trastorno de la identidad sexual, al mismo nivel que la homosexualidad. No es algo nuevo, no han abierto los ojos ni quieren hacerse publicidad gratis. Estuvo y desapareció con el DSM-IV, mismo destino que la homosexualidad. Y la CIE-10, manual de la organización mundial de la salud, lo incluye a día de hoy desde hace muchos años.

El problema del transexualismo es que puede mezclarse con otras cosas. ¿Lo hace por sentirse realmente mujer o por las ventajas (las que él crea que hay) que tiene ese rol en la sociedad? ¿Realmente conoce el impacto de su decisión? Requiere un proceso de evaluación sólido para no pillarnos los dedos. Pero si empezamos con pejiguerías respecto a cuestiones nominales mal andamos. No hay que asustar a la persona que asiste a clínica con este tipo de dudas, se debe normalizar la situación y abordarla como se merece, con rigor y en base a resultados.

Hay que decir que en el borrador del DSM-V cuando lo revisé salía en parafilias (trastornos sexuales...raros, por decirlo de alguna manera) y hoy, volviéndolo a revisar, ha desaparecido xD. Han pasado 9 meses entre ambos vistazos pero no deja de sorprenderme. Puede que haya recibido más presión de la esperable, o que al incluir cada vez más psicólogos de todo tipo de ramas hayan decidido no complicarse la vida. Si algo funciona para qué cambiarlo, en eso no se les puede discutir.

Conclusión

Que el profesor era imbécil integral. Si hubiese sabido todo esto no habría convertido en femi nazis y subnormales a casi todos los integrantes de la clase. Porque algún ''qué vergüenza...'' oí en clase mientras lo decía, y esa gente no se va a informar, soltará la misma diatriba a la mínima oportunidad que tenga. Y esto es el maldito boca a boca, amigos, una de las formas más poderosas de transmitir rumores y teorías sin sentido.

5 comentarios:

  1. Y el problema de que la gente sea así de borrega de quién es?

    Deberían apoyar el desarrollo de un pensamiento crítico desde que los niños son pequeños.

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  2. Pues el problema base casi que te diría la mentalidad de este país de pandereta, pero bueno, habrá que irse al buenismo y decir que es culpa exclusivamente suya y demás...

    Y sí, de hecho lo del pensamiento crítico en las escuelas de alto nivel se hace. Pero aquí en España lo más cercano es nuestra increíble Educación para la ciudadanía.

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  3. Y eso de la educación para la ciudadanía qué es?

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  4. Muy interesante el análisis, Jorge!! muy interesantes tus posts sobre psicología :)

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  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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